Los servicios de las clínicas y laboratorios dedicados a los procesos de inseminación artificial son cada vez más solicitados. Las personas que acuden a ellos tienen problemas de infertilidad; buscan evitar que su futuro hijo padezca alguna enfermedad de origen genético; quieren elegir el género de su futuro hijo o bien son matrimonios formados por personas del mismo sexo que buscan formar una familia.
Para todos estos casos, las clínicas también ofrecen servicios de asesoría legal, ayuda con la búsqueda de donadores de óvulos y madres sustitutas, apoyo psicológico, así como la preservación de los embriones en cámaras criogénicas.
El costo aproximado, sólo del proceso de inseminación artificial y diagnóstico genético del embrión es de dieciochomil cuatroscientos dólares. Esto arroja ganancias de más de cien millones de dólares al año por cada laboratorio.
Algunos expertos afirman que dentro de poco tiempo, será posible elegir la complexión, el color de los ojos y el cabello de los bebés; siempre y cuando estas características se encuentren dentro del material genético de los padres (por ejemplo, un bebé no podría tener ojos verdes si ninguno de sus padres posee los genes necesarios).
A pesar de lo atractivo que esto suena y de las ganancias que esto implica para los laboratorios, aún quedan muchas cuestiones legales y éticas por discutir en relación a estos procedimientos.
