En la mayoría de los embarazos, el óvulo fertilizado por un espermatozoide se instala dentro del útero para comenzar a desarrollarse. Sin embargo, en uno de cada cien embarazos esto no ocurre exactamente así.
A veces, el embrión se implanta en los conductos por donde el óvulo pasa de los ovarios al útero. También existen casos en los que el embrión se instala en el cuello del útero y sólo en casos muy raros el embrión se asienta dentro de los ovarios.
Por desgracia, esta condición provoca que la gestación no pueda completarse prácticamente en el cien por ciento de los casos y los riesgos para la mujer son muy altos.
Los síntomas más comunes que pueden presentarse son: dolor abdominal agudo acompañado en ocasiones por sangrado vaginal; la ausencia de periodos menstruales, náuseas, diarrea y hemorragia interna masiva en casos más avanzados.
Las causas de un embarazo ectópico son diversas, ciertos tipos de infección vaginal o una inflamación de la pelvis pueden ser la causa de que el óvulo no pueda llegar hasta el útero. También puede ser causado si la mujer tiene un defecto congénito en las trompas de falopio; una complicación previa por apendicitis, algún problema de cicatrización producto de una cirugía o en el caso que padezca endometriosis.
Es necesario estar atento a cualquier dolor en la parte baja del abdomen al comienzo de un embarazo, la detección temprana de un embarazo ectópico puede ayudarte a evitar la ruptura de las tubas uterinas y su posterior extracción.
