Uno podría pensar que la crisis de deuda en Grecia, sólo tendría que afectar a los países de la Unión Europea, como Alemania, Reino Unido, Italia o España.
Sin embargo, la frágil recuperación económica de Estados Unidos también se vería dañada por la caída de las acciones en el mercado. Y no es para menos, con una tasa de desempleo del ocho por ciento, un mercado de la vivienda a la baja y una deuda nacional de quince billones de dólares, sólo podría esperarse un incremento en el déficit del presupuesto federal.
No se trata de ser pesimistas, pero las estrategias económicas y las decisiones gubernamentales de Estados Unidos no han dado los resultados que esperaban. Los opositores de la agenda del presidente Barack Obama afirman que la solución se encuentra en la reducción de los impuestos, el gasto público y la desregulación de los mercados laborales.
Esta última propuesta implicaría flexibilizar los mecanismos logrados por los sindicatos durante el siglo XX, sólo con la promesa de mantener un crecimiento en el sector privado. Dicho de otro modo, se trataría de facilitar a las empresas, la manera en que contratan o despiden a sus trabajadores; les ayudaría a reducir los costos de personal y también los de la mano de obra.
El problema es que las empresas utilizan esta flexibilidad para despedir a los trabajadores con derechos bien consolidados, para reemplazarlos con otros de menor experiencia y por un salario más bajo. Beneficiando directamente las ganancias de la empresa y el valor de sus acciones, en detrimento de los trabajadores.
Cabe resaltar que países como China tienen un enfoque distinto. Una empresa no podría crecer si la población no consume sus servicios y los trabajadores no podrían acceder a estos servicios si carecen de prestaciones y un buen salario. Por eso es que China trata de impulsar el consumo interno, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes.
Quizá estemos presenciando la caída de los viejos modelos económicos, mientras que otros países han logrado flexibilizar su economía sin olvidarse del factor humano que la impulsa.
