Si lo pensamos un poco, la forma de las ollas no ha cambiado mucho desde que fueron inventadas. En la antigüedad, estos utensilios se hacían con bronce o cobre; material que fue reemplazado eventualmente para utilizar hierro forjado recubierto con una capa de estaño. Actualmente el material más común para su fabricación, es el acero inoxidable.
Sin embargo, esto no ha evitado que debamos mantener nuestra atención durante el proceso de cocción de algún alimento, ya que éste puede derramarse en el momento en que el agua comienza a hervir. Tomando en cuenta este problema, un odontólogo e inventor japonés, comenzó a desarrollar un prototipo de olla con un diseño interior en forma de espiral, parecida a la de un engrane helicoidal.
El propósito de este peculiar diseño de vórtice, es para que el movimiento de convección (el cual provoca que el agua caliente en el fondo de la olla comience a elevarse de manera constante hacia la superficie) ocurra de forma que el líquido dentro del recipiente comience a agitarse de manera circular.
La compañía japonesa Watanabe Co. Ltd. Está buscando un fabricante para este dispositivo llamado Kuru-Kuru Nabe, que más o menos significa: ‘la olla que da vueltas y vueltas’.
