Comer demasiada sal puede contribuir a la hipertensión arterial, que es un factor de riesgo importante para la enfermedad cardiovascular. La reducción de la sal en nuestra alimentación es una parte importante de una dieta saludable para el corazón.
La American Heart Association (AHA por sus siglas en inglés) recomienda que un adulto no consuma más de una cucharadita de sal al día. Una cantidad alarmantemente pequeña para quienes disfrutan de algunas comidas procesadas y altas en sodio.
Gran parte de la sal que se consume proviene de los alimentos enlatados, la comida congelada y muchas de las sopas instantáneas. Incluso la carne de aves incluye en muchas ocasiones sal agregada durante su proceso de preparación. Comer alimentos frescos, preparar la carne sin sal y hacer nuestras propias sopas o guisos puede reducir drásticamente nuestro consumo de sodio.
Cocinar en casa te permite tener más control sobre el consumo de sal; intenta utilizar especias para darle sabor a tus comidas. Las hierbas frescas como la albahaca, el cebollino o el tomillo son alternativas deliciosas en lugar de la sal. Cuando visites el supermercado, puedes ir al pasillo de las especias secas, allí encontrarás pimienta, hojas de laurel y comino. Pero no lo olvides, elige cuidadosamente tus condimentos y alimentos envasados. Busca los productos etiquetados como bajos en sodio o sin sodio. Aunque es importante tener en mente que nada supera el uso de ingredientes frescos y cocinar sin sal.
