Comprender los riesgos de la obesidad durante el embarazo es muy importante, ya que puede tener un gran impacto, tanto en la salud de la madre, como en la de su bebé. Por esta razón siempre es bueno estar informado acerca de las posibles complicaciones y las recomendaciones que se pueden seguir para promover un embarazo saludable.
En primer lugar, la obesidad consiste en tener una cantidad excesiva de grasa corporal. Para determinarlo, se utiliza una fórmula basada en la altura y el peso, comúnmente conocido como Índice de Masa Corporal.
Las mujeres que padecen obesidad suelen tener problemas para mantener una ovulación normal, esto quiere decir que su fertilidad puede verse disminuida considerablemente. Sin mencionar que también puede interferir en los resultados de la inseminación artificial, porque a medida que aumenta el IMC de una mujer, también lo hace el riesgo de una inseminación artificial fallida.
La obesidad durante el embarazo aumenta el riesgo de varias complicaciones como: la diabetes gestacional, preeclampsia, infecciones en el tracto urinario, trombosis, apnea obstructiva del sueño, un retraso en la labor de parto, que aumenta las probabilidades de un parto de emergencia por cesárea, etc.
Un problema de obesidad también puede interferir con el uso de ciertos tipos de medicación para el dolor, como la anestesia epidural. En caso de una cesárea, los problemas de cicatrización y las infecciones en la herida también se agudizan. En el peor de los casos, la obesidad aumenta el riesgo de aborto involuntario o muerte fetal.
