Hace tiempo que se sospecha de una posible relación entre el estrés y los abortos involuntarios, sin embargo, existe poca evidencia que apoye esta teoría.
Al menos el veinte por ciento de los embarazos registrados, terminan en un aborto involuntario. Las causas más comunes se atribuyen a una anomalía cromosómica fetal y a otros problemas en el desarrollo del embrión.
Las posibles causas de aborto involuntario también pueden incluir anormalidades en el útero, una respuesta inmune que rechace al embrión, los desequilibrios hormonales y algunos problemas de coagulación sanguínea.
Si existe la preocupación de un aborto involuntario, lo primordial es cuidar bien de la madre y su bebé; buscar atención prenatal regularmente, controlar cualquier condición o enfermedad crónica y evitar factores de riesgo conocidos que sean causa de un aborto, como fumar o beber alcohol.
