Un estudio publicado en ‘Alcoholismo: Investigación Clínica y Experimental’, sugiere que las personas que beben con frecuencia, viven más que las personas que no lo hacen.
Científicos de la Universidad de Texas y de la Universidad de Stanford, estudiaron a más de mil ochocientas personas durante un período de veinte años, correlacionando su consumo de alcohol con todas las formas de muerte.
Los bebedores moderados que consumían de una a tres bebidas al día, tenían las tasas más bajas de mortalidad. Los grandes bebedores por otro lado, eran setenta por ciento más propensos a perecer. A pesar de esto, las personas que se abstuvieron de tomar alcohol, tenían una probabilidad de morir de más del cien por ciento en comparación con los bebedores moderados.
Ahora bien, el grupo de científicos no llegó a una resolución acerca de por qué beber moderadamente o en exceso, puede ser menos perjudicial para la salud que la abstención. Sin embargo, es posible que la explicación no se encuentre directamente en la ingesta de alcohol, aún cuando algunos estudios asocian el consumo moderado de vino tinto, con una reducción en las probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas; quizá la respuesta más sencilla sea social.
No se trata de negar que el consumo excesivo de alcohol incrementa el riesgo de una enfermedad hepática o de algunos tipos de cáncer. No obstante, las probabilidades de formar nuevos vínculos sociales e incluso de liberar el estrés, se incrementan en las personas que suelen beber acompañadas.
Aún así, cabe resaltar que el estudio se centró en un grupo de individuos que tenían de cincuenta y cinco a sesenta y cinco años de edad; ellos ya contaban con un seguimiento médico que mantuvieron durante los veinte años posteriores. Así que al tratarse de un estudio de mortalidad, tiene sentido pensar que las tasas de mortalidad no son iguales para los jóvenes y los adultos mayores que consumen alcohol (tomando en cuenta factores como la muerte accidental, el asesinato o el suicidio).
Es posible que esta investigación necesite de un muestreo más preciso, que pueda ajustarse mejor al consumo de alcohol y su complejo comportamiento social. Sin mencionar que los beneficios fisiológicos del consumo del alcohol (en caso de que existan), pueden ser distintos para hombres y mujeres. Así que mientras los científicos se esfuerzan por explicar mejor esta relación, no hay que olvidarse de la importancia de aliviar el estrés y fortalecer los lazos sociales, sin importar que la mayor parte del mundo utiliza el alcohol para lograr estos objetivos, siempre será posible encontrar alternativas para vivir una vida más larga y saludable.
