La fiebre aviar, también conocida como gripe aviar, es causada por un virus que infecta a las aves provocando que se enfermen. Este padecimiento infeccioso es causado por las cepas A del virus de la influenza, y al ser una cepa altamente patógena, las autoridades sanitarias se han mostrado bastante preocupadas por mantenerla controlada.
La gripe aviar afecta a varios tipos de aves, incluyendo a las aves de corral, es decir, pollos, gansos, pavos y patos. Esta enfermedad puede transmitirse de los animales silvestres a las aves de crianza y vicerversa. El medio por el que este virus se propaga de un ave infectada a una saludable, es la saliva, las secreciones nasales, las heces y el alimento. Al estar en contacto con estos elementos y algunas superficies contaminadas, como las de algunos equipos agrícolas y sus instalaciones, es muy fácil que ocurra el contagio directo con aves acuáticas, domésticas y de corral.
De manera histórica y epidemiológica, se ha demostrado que el contacto cercano entre aves de corral y seres humanos fomenta el salto de este virus de una especie a otra. El primer caso en el que este virus infectó a una persona tuvo lugar en Hong Kong en 1997. Desde entonces, el virus se ha propagado a las aves en países de Asia, África, Oriente Medio y Europa. Y es que hacia el final de 2003 se presentaron varios brotes de esta enfermedad, provocando la muerte de muchas aves salvajes y de crianza.
Actualmente se han identificado dieciséis tipos diferentes de gripe aviar, sin embargo, la cepa más virulenta y mortal es la H5N1. Afortunadamente los seres humanos no pueden infectarse tan fácilmente con esta cepa. No obstante, los expertos temen que el virus pueda cambiar o mutar para infectar a los humanos con mayor facilidad. Si esto sucediera, una grave pandemia de gripe sería muy posible, ya que también es posible adquirir la gripe aviar por comer aves de corral o huevos que no estén bien cocidos.
