Un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, realizó un ensayo clínico para encontrar una relación entre los aceites de pescado -específicamente aquellos que contienen omega 3– y la inmunidad de la piel.
Para el estudio, los científicos examinaron a setenta y nueve personas saludables, mientras consumían dosis regulares de aceites de pescado. Los voluntarios se dividieron en dos grupos; unos consumieron diariamente una dosis de cuatro gramos de omega 3, que es más o menos equivalente a una porción y media de aceite de pescado, mientras que los otros participantes sólo tomaron un placebo.
Posteriormente ambos grupos fueron expuestos durante ocho, quince o treinta minutos, a una máquina capaz de emular la intensidad del sol de mediodía. Al final, los resultados revelaron que los sujetos que habían tomado los ácidos grasos omega 3 y se habían expuesto a la luz artificial, de ocho a quince minutos, mostraron un efecto inmunosupresor cincuenta por ciento más bajo que el de los participantes que no tomaron el suplemento.
Cabe resaltar que la inmunosupresión se define como la inhibición de uno o más componentes del sistema inmunitario adaptativo, por lo que al reducirse este efecto, aumenta la capacidad del cuerpo para combatir el cáncer de piel y otras infecciones. Dicho de otro modo, crece la inmunidad del cuerpo a los efectos de la exposición solar.
Sin embargo, Lesley Rhodes, profesor encargado de guiar al equipo de investigadores, nos advierte que el consumo de omega 3 no es un sustituto para el uso de cremas de protección solar, sino que debe contemplarse como un factor de protección adicional para evitar que nuestra piel se dañe.
Históricamente, el aceite de pescado ya se ha asociado con beneficios para la salud en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, la pérdida de visión, e incluso para retardar el crecimiento de las células cancerígenas en el cáncer de próstata.
