Muchas personas recurren a la comida cuando se sienten solos, aburridos o están estresados. Sin embargo, las personas que padecen bulimia, lo hacen más por una compulsión, y en lugar de comer de manera saludable para compensar este hábito, se castigan a sí mismos con purgas, ayuno o ejercicio para deshacerse de las calorías.
Por desgracia, este círculo vicioso de atracones y purgas, tiene consecuencias para el cuerpo y el bienestar emocional. Para romper con este ciclo, un tratamiento puede ser de gran ayuda para desarrollar una relación más sana con los alimentos y superar los sentimientos de ansiedad, culpa y vergüenza.
La bulimia nerviosa, es un trastorno alimenticio caracterizado por episodios frecuentes de atracones de comida, seguido de los esfuerzos frenéticos para evitar subir de peso. Y afecta a mujeres y hombres por igual. Dicho de otro modo, vivir con bulimia es una lucha constante entre el deseo de perder peso o mantenerse delgado y la compulsión abrumadora de comer en exceso.
Una persona con bulimia, puede llegar a consumir de tres mil a cinco mil calorías en tan sólo una hora, aunque después de hacerlo, el pánico se activa y desencadena una serie de decisiones drásticas para ‘remediarlo’; la toma de laxantes, inducir el vómito o salir a correr diez kilómetros son un ejemplo de esto. A medida que estos sucesos se repiten, la persona se siente cada vez más fuera de control.
Es importante tener en cuenta que la bulimia no implica necesariamente la eliminación física de la alimentación en nuestro cuerpo. Optar por el ejercicio en exceso y tomar dietas de choque después de haber comido en demasía, también califican como bulimia.
