A pesar de que no existe una cura para la enfermedad de Parkinson, existen varios medicamentos y otros tipos de tratamiento disponibles para tratar los síntomas de la enfermedad. Los medicamentos de uso común para la enfermedad de Parkinson son:
Levodopa y Carbidopa: Esta es una combinación de levodopa (la sustancia química de la que carecen los pacientes con Parkinson) y carbidopa (un producto químico que ayuda a la levodopa a llegar al cerebro). Funciona muy bien para controlar los síntomas de la mayoría de los pacientes, pero puede causar algunos efectos secundarios, especialmente cuando su uso es prolongado. Su eficacia tiende a disminuir después de varios años.
La Entacapona: Este es un medicamento que ayuda a la levodopa y carbidopa a funcionar mejor cuando comienzan a perder su eficacia. También se encuentra disponible una combinación de estos tres elementos en un medicamento fabricado por Novartis, bajo el nombre de Stalevo.
Los agonistas dopaminérgicos: incluyen el ropinirol y pramipexole, son medicamentos diseñados para aumentar la producción natural de dopamina en el cuerpo, estimulando al cerebro para que produzca más. Estos presentan un menor riesgo de efectos secundarios y tienen menos posibilidades de perder su efecto a largo plazo. Sin embargo, pueden causar alucinaciones, sobre todo en los pacientes ancianos o en pacientes con demencia. Estos factores hacen que los agonistas dopaminérgicos sean más adecuados para los pacientes jóvenes.
Los inhibidores de la monoamino oxidasa: Estos incluyen selegilina y rasagilina. Son el tipo de medicamento menos usados para aumentar la cantidad de dopamina disponible en el cerebro. Pueden ser muy útiles en un número pequeño de pacientes con enfermedad de Parkinson. No obstante, estos medicamentos pueden ser dañinos cuando se usan junto a otros medicamentos, especialmente con algunos tipos de antidepresivo. Los pacientes también pueden desarrollar una elevación crítica de su presión arterial, al combinar los medicamentos con cierto tipo de alimentos.
