Cuando una persona es diagnosticada con la enfermedad de Parkinson, tomar ciertas precauciones puede ayudarle a mantenerse lo más saludable y seguro posible.
La terapia física se recomienda a menudo y casi siempre es beneficiosa. Los programas grupales de bienestar y otros grupos de apoyo para pacientes con este padecimiento, pone en contacto a las personas que se enfrentan a los mismos retos. Esto puede ser de gran ayuda para lidiar con los sentimientos de aislamiento y depresión que afectan a muchos pacientes con Parkinson.
El ejercicio también puede ayudar a aliviar los síntomas. La investigación muestra que los pacientes con enfermedad de Parkinson que hacen ejercicio regularmente, sobrellevan mejor la enfermedad que los que no realizan ninguna actividad. Y es que cualquier tipo de actividad física que aumenta el ritmo cardíaco puede ser beneficiosa.
Nunca está de más recordar que antes de comenzar un régimen de ejercicios, se debe consultar a un médico. Cabe resaltar que los ejercicios en el agua se recomiendan ampliamente porque son más suaves para las articulaciones.
Hay algunas opciones quirúrgicas para los pacientes con enfermedad de Parkinson, a la más común de ellas se le conoce como Estimulación Cerebral Profunda (ECP). Este tipo de cirugía se utiliza a veces para ayudar a reducir la gravedad de la rigidez muscular y la lentitud de movimientos. La estimulación cerebral profunda implica la colocación de un cable en el cerebro que se conecta a un dispositivo similar a un marcapasos, implantado debajo de la piel en el pecho.
