Las personas que experimentan con drogas, siguen usándolas porque la sustancia o bien los hace sentir bien, o evita que se sientan mal. Cualquiera que sea el caso, hay una línea muy fina entre su uso regular y el uso indebido de las drogas y la adicción.
Muy pocos adictos son capaces de reconocer cuando han cruzado esa línea. Si bien la frecuencia o la cantidad de drogas que se consumen, en sí mismas no constituyen un abuso de drogas, a menudo pueden ser indicadores de problemas relacionados con ellas. Estos problemas a veces sorprenden a las personas, en tanto que su consumo de drogas aumenta con el tiempo. Por ejemplo, fumar un cigarillo de marihuana con amigos el fin de semana, tomar éxtasis en una fiesta o cocaína en una reunión de vez en cuando, puede cambiar el hecho de usar drogas un par de días a la semana, a utilizarlas diariamente. Para esa persona, conseguir y utilizar la droga se convertirá gradualmente, en algo más y más importante para ella.
Si la droga responde a una necesidad importante, puede hacer que una persona comience a apoyarse en ella rápidamente. Algunos ejemplos de ello es cuando se toman medicamentos o calmantes al existir ansiedad o estrés, o bien para estimularse si se siente depresión, incluso para sentir más seguridad en algunas situaciones sociales donde existe timidez. También es posible que una persona haya comenzado a utilizar medicamentos de prescripción para hacer frente a los ataques de pánico o para aliviar el dolor crónico. A menos que esa persona encuentre métodos alternativos más saludables para la superación de estos problemas, lo más probable es que el uso de drogas continúe.
Del mismo modo, si alguien usa drogas para llenar un vacío en su vida, está en mayor riesgo de cruzar la línea de uso ocasional a la del abuso de drogas y la adicción. Para mantener un equilibrio saludable en la vida, es necesario tener otras experiencias positivas, para sentirse bien con ella aparte de cualquier droga.
Como el abuso de drogas es un hábito que toma el control, es posible comenzar a faltar con frecuencia o llegar tarde al trabajo y/o la escuela. Sin mencionar que el desempeño se deteriora progresivamente, llegando al grado en donde se descuiden las obligaciones sociales o familiares. Así, lo que comenzó como una opción voluntaria, se convierte en una necesidad física y psicológica.
La buena noticia es que con el tratamiento y el apoyo adecuado, se pueden contrarrestar los efectos negativos del consumo de drogas y recuperar el control de la propia vida. El primer obstáculo es reconocer y admitir que se tiene un problema, o escuchar a los seres queridos que a menudo son más capaces de ver los efectos negativos que el uso de las drogas están teniendo en la vida de la persona.
