La esquizofrenia es un trastorno desafiante. Hace que sea difícil distinguir entre lo real y lo irreal, pensar con claridad, controlar las emociones, relacionarse con los demás y funcionar normalmente. Sin embargo, esto no quiere decir que debamos perder las esperanzas. La esquizofrenia puede ser manejada con éxito; el primer paso es identificar los signos y síntomas, el segundo consiste en buscar ayuda sin demora y el tercero es seguir con el tratamiento prescrito por los especialistas. Con el tratamiento y apoyo adecuados, una persona con este padecimiento puede llevar una vida plena y feliz.
La esquizofrenia es un trastorno cerebral que afecta la forma en que una persona actúa, piensa y ve el mundo. Las personas con esquizofrenia tienen una percepción alterada de la realidad, que a menudo deriva en una pérdida significativa de contacto con la misma. Pueden ver o escuchar cosas que no existen, hablar de maneras extrañas o confusas, creer que otras personas están tratando de hacerles daño o sentir que están bajo constante vigilancia.
Con una línea borrosa entre lo real y lo imaginario, la esquizofrenia hace que sea difícil e incluso aterrador, lidiar con las actividades diarias. La mayoría de los casos aparecen durante la adolescencia o en los comienzos de la edad adulta. En casos muy raros puede afectar incluso a los niños, aunque los síntomas son ligeramente diferentes. En general, cuanto más temprano se desarrolla la esquizofrenia, más grave es. La esquizofrenia también tiende a ser más severa en los hombres que en las mujeres.
Aunque la esquizofrenia es una enfermedad crónica, existe ayuda disponible. Con el apoyo de una correcta medicación y terapia, muchas personas son capaces de funcionar de manera independiente y vivir vidas satisfactorias. Lo importante es detectarla lo más rápido posible.
