La fiebre del dengue, también conocida como la fiebre rompehuesos, es una infección transmitida por mosquitos y ocasiona una enfermedad similar a la gripe. Esta fiebre puede ser causada por cuatro diferentes tipos de virus que se propagan principalmente por el mosquito Aedes aegypti y con menor frecuencia por el mosquito Aedes albopictus. El Aedes aegypti se originó en África, pero en la actualidad se puede encontrar en todas las zonas tropicales, especialmente en las áreas donde existen poblaciones humanas.
El dengue puede variar desde una enfermedad leve a una grave. Las formas más graves del dengue son el síndrome de choque por dengue y la fiebre de dengue hemorrágico. Estos casos ameritan la hospitalización inmediata de los pacientes.
La única forma de prevenir la infección y su desarrollo, es evitando la picadura del mosquito. Y aunque no existe un tratamiento específico para la fiebre del dengue, cuando se detecta a tiempo es más fácil prevenir sus complicaciones.
Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de dos quintas partes de la población mundial (más o menos dos mil quinientos millones de personas) se encuentran actualmente en riesgo de contraer esta enfermedad. Cabe señalar que la fiebre del dengue es endémica en más de cien países y aproximadamente uno de cada cuarenta pacientes con dengue hemorrágico mueren a causa de este padecimiento, y si se deja sin tratamiento, morirían alrededor del veinte por ciento de las personas por la infección.