Es posible que los niños no quieran visitar a su médico a menudo, pero cuando ellos padecen asma, lo mejor es que aprendan a confiar en él al momento de decirles cómo se sienten. Esto se debe a que los padres tienden a pensar que los síntomas de su hijo son mejores o peores de lo que el niño está experimentando realmente, sobre todo si ellos no están con sus hijos todos los días.
En otras palabras, es importante para el alergólogo pedirle a padres e hijos la información sobre los síntomas y el uso adecuado de la medicación, para comprender y tratar mejor la condición del niño.
El asma es una enfermedad grave que se traduce en más de diez y medio millones de dólares perdidos por faltas escolares al año, tan sólo en los Estados Unidos. Por ello es importante que los niños cuenten sus síntomas al alergista, con el objetivo de mejorar la atención que deben recibir y para que no se produzca un tratamiento excesivo o deficiente.
Cuando el niño no puede practicar deportes ni participar en clases que involucren actividad física, lo más probable es que su asma no esté bien controlado. Por otro lado, cuando son capaces de participar en las actividades, también es importante que lo reporte a su alergólogo, para demostrar que su condición está siendo bien tratada.
Se estima que sesenta u ochenta por ciento de los niños con asma también tienen una alergia. Los alergenos son casi inevitables, sin embargo, un especialista puede incluir vacunas antialérgicas como parte de un plan de tratamiento.
Es importante recordar que debido a su condición, algunos niños con asma se sienten tristes por estar al margen de las actividades que sus compañeros realizan. Cualquier persona con asma debe ser capaz de sentirse bien y estar activa. Nadie debe aceptar menos.
El asma puede controlarse con un tratamiento adecuado, pero al no existir una cura, es posible que no desaparezca. Los niños nunca deben olvidar su inhalador, aún si los síntomas no son molestos. Un ataque de asma puede ocurrir en cualquier momento.
