La miel es un líquido dulce producido por las abejas, ellas utilizan el néctar de las flores para convertirlo a través de un proceso de regurgitación y evaporación.
La miel contiene altos niveles de monosacáridos, glucosa y fructosa, que contiene aproximadamente setenta u ochenta por ciento de azúcar, lo que le da su sabor característico; los minerales y el agua constituyen el resto de su composición.
Los beneficios que el consumo de miel tiene para la salud son tan antiguos como la época griega, romana, védica y los textos islámicos. Las cualidades curativas de la miel fueron señaladas por filósofos y científicos de todos los tiempos, desde Aristóteles en el 384 a. C. hasta Aristóxeno en el año 320 a.C.
La miel posee poderosas propiedades antisépticas y antibacterianas. En la ciencia moderna se han encontrado aplicaciones bastante útiles en este alimento, por ejemplo: para tratar las heridas crónicas, como tratamiento o prevención del cáncer e incluso se está usando el veneno de las abejas para desarrollar una cura contra el VIH.
Sin embargo, cabe señalar que muchas de estas supuestas propiedades de la miel, todavía requieren estudios científicos de mayor escala para que puedan ser confirmadas o refutadas.
