¿Sabes por qué generamos dependencia al consumo de alcohol?

Dependencia alcohol
La dependencia del alcohol es un proceso gradual que puede durar desde unos pocos años hasta varias décadas para convertirse en un problema, aunque en el caso de las personas más susceptibles a desarrollar adicciones, el conflicto podría llegar en cuestión de meses.

Con el tiempo, el consumo regular de alcohol puede alterar el equilibrio de la química en el cerebro, especialmente del ácido gamma-aminobutírico, que controla la impulsividad, así como el glutamato, que estimula el sistema nervioso.

Los niveles cerebrales de dopamina se elevan cuando consumimos alcohol, los niveles de dopamina pueden hacer que la experiencia de beber sea más gratificante. El consumo excesivo de alcohol a largo o mediano plazo, puede alterar significativamente los niveles de estas sustancias químicas del cerebro, por lo que el cuerpo de la persona desea el alcohol para sentirse bien o evitar las sensaciones que no son placenteras.

Estos son algunos factores que podrían estar relacionados con el consumo excesivo de alcohol:

Los científicos dicen que hay factores genéticos específicos que podrían hacer a unas personas más propensas a convertirse en adictos al alcohol y otras sustancias. Las personas que tienen un historial familiar de adicciones tienen un riesgo seis veces mayor de abusar del alcohol. Una posible explicación es que la falta de endorfinas es hereditaria.

Un estudio encontró que las personas que comenzaron a beber alcohol antes de los quince años, eran mucho más propensas a tener problemas con el alcohol más adelante en su vida. De hecho, tan sólo en los Estados Unidos, el veintiséis por ciento de los estadounidenses menores de edad consumen o han consumido bebidas alcohólicas.

Los fumadores ocasionales también pueden ser cinco veces más propensos a tener problemas con el alcohol en comparación con las personas que nunca han fumado. Algunas hormonas del estrés también están relacionadas con el alcoholismo. Por esta razón, muchas personas que padecen el trastorno de estrés postraumático, también tienen problemas con el consumo de alcohol.

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