La intolerancia alimentaria puede ocurrir por varias causas:
Las enzimas son necesarias para digerir completamente los alimentos. Si algunas de estas enzimas están ausentes o son insuficientes, la digestión puede verse afectada.
Las personas que son intolerantes a la lactosa no tienen suficiente lactasa, una enzima que descompone el azúcar de la leche (lactosa) en moléculas más pequeñas, que el cuerpo puede descomponer aún más para absorberlas por el intestino. Cuando la lactosa no puede ser absorbida a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo y permanece en el tracto digestivo, puede causar espasmos, dolor de estómago, hinchazón, diarrea y flatulencia.
Los sujetos con alergia a las proteínas de la leche tienen síntomas similares a los que tienen intolerancia a la lactosa, por esta razón las personas intolerantes a la lactosa suelen ser mal diagnosticadas la mayor parte del tiempo.
Casi todos los alimentos requieren una enzima para que el cuerpo los digiera apropiadamente. Las deficiencias de enzimas son las causas más comunes de la intolerancia a los alimentos.
Ciertas sustancias químicas en los alimentos y bebidas pueden causar intolerancia, incluidas las aminas de algunos quesos, la cafeína en el café, el té y los chocolates. Algunas personas son más susceptibles a estos productos químicos que otras.
Algunos alimentos poseen químicos que pueden tener un efecto tóxico en los seres humanos, causando diarrea, náuseas y vómito. Los frijoles precocidos tienen aflatoxinas que pueden causar problemas digestivos muy desagradables. Las habas completamente cocidas no tienen la toxina. Por lo tanto la gente puede preguntarse por qué reaccionan ante estos granos después de una comida y no después de otra.
A medida que el pescado mal almacenado se pudre, puede tener una acumulación de histamina. Las personas especialmente sensibles a la histamina natural desarrollan erupciones en la piel, calambres abdominales, diarrea, vómito y náuseas. A menudo los síntomas son similares a la anafilaxia (una reacción alérgica muy fuerte).
Por último están los salicilatos, que son derivados del ácido acetilsalicílico, y se producen naturalmente en las plantas como un mecanismo de defensa contra las bacterias dañinas, los hongos, los insectos y las enfermedades. La mayoría de las personas pueden consumir alimentos que contienen salicilato sin efectos adversos. Pero un gran número de individuos pueden verse afectados después de comer grandes cantidades.
Los salicilatos se encuentran presentes en la mayoría de los alimentos de origen vegetal, incluidas la mayoría de las frutas y verduras, las especias, las hierbas, los suplementos de té, la salsa de tomate, las bayas y las frutas cítricas.
