La enfermedad celíaca o celiaquía, es un trastorno del sistema inmunológico. En ella el sistema inmunológico del paciente reacciona cuando se expone al gluten, lo que resulta en daños a la superficie de absorción del intestino delgado. Cuando el revestimiento del intestino delgado está dañado, no puede absorber correctamente grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas ni minerales.
El sistema inmunológico de las personas con enfermedad celíaca reacciona a una proteína llamada gluten o ‘gliadina’. La gliadina se puede encontrar en la cebada, el centeno y a veces en la avena. La enfermedad celíaca puede afectar a las personas que están genéticamente predispuestas, a cualquier edad. En la mayoría de los casos, los síntomas suelen aparecer durante la infancia media.
Los principales signos y síntomas de la enfermedad celíaca incluyen: diarrea crónica, pérdida de peso, fatiga, anemia y osteoporosis. A pesar de esto, muchas personas con la enfermedad celíaca no tienen síntomas.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), las personas con enfermedad celíaca tienen un mayor riesgo de desarrollar las siguientes complicaciones: cáncer intestinal, una baja estatura, abortos involuntarios, esterilidad, crecimiento atrofiado y varias deficiencias nutricionales.
La manera más eficaz de diagnosticar la enfermedad celíaca es mediante la adopción de una muestra de tejido (biopsia) del intestino delgado, por lo general a través de la endoscopia. Los análisis de sangre también pueden ayudar en el diagnóstico de la enfermedad celíaca. Este padecimiento es irreversible, así que el único tratamiento eficaz es evitar el consumo de alimentos o bebidas que contengan gluten.
Sin embargo, evitar el gluten no es tan fácil como parece, hay miles de productos en el mercado que lo contienen.
