Un estudio realizado en la Universidad de Kyoto, afirma que las personas emocionalmente inteligentes tienen la capacidad de manipular a los demás para satisfacer sus propios intereses.
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de una persona para regular apropiadamente las emociones relacionadas consigo misma. Esta inteligencia normalmente está asociada con el comportamiento pro-social y con mantener mejores relaciones interpersonales.
Sin embargo, las funciones sociales exactas de la inteligencia emocional siguen sin estar claras. Es posible que las personas emocionalmente inteligentes puedan manipular las conductas de los demás para satisfacer sus propios intereses, en lugar de lograr los resultados pro-sociales que resultan de manejar las emociones de otros positivamente.
Para probar esta posibilidad, los autores del estudio hicieron un juego monetario de laboratorio, donde uno de los participantes debía ser ignorado o excluido en un juego. Así, la persona ignorada podría entonces intentar tomar represalias contra los otros dos jugadores que lo habían excluido. Aunque también podría actuar racionalmente para aceptar ofertas justas, o actuar de manera irracional y rechazarlas en detrimento de las recompensas que podían recibir él y quienes lo aislaron.
Los investigadores encontraron que las personas con alta inteligencia emocional, eran más propensos a recomendar a la persona ignorada que evitara las represalias y aceptara las ofertas razonables cuando presentaban una intención más débil para hacerlo. Sin embargo, fueron más propensos a recomendar que el jugador excluido rechazara las ofertas justas cuando tenían una fuerte intención de tomar represalias, en un intento por manipular su decisión.
En conclusión, el estudio ayudó a refinar la comprensión sobre la inteligencia emocional, aclarando un poco su función social. Al parecer, la inteligencia emocional no es positiva o negativa en sí, sino que puede facilitar las conductas interpersonales para lograr los objetivos.
