Cualquier entrenador o experto en medicina deportiva puede constatar que, cuando un atleta recibe un golpe en la cabeza y afirma sentirse bien, no significa que no tenga una conmoción cerebral. Sobre todo en deportes como el fútbol americano.
Por esta razón es importante contar con un método objetivo para medir la fuerza de los golpes que recibe un jugador. Mientras que algunas personas han desarrollado sensores de impacto, que se pueden conectar a los cascos de los jugadores, un estudiante de la Universidad Brigham Young, en Utah, ha ideado algo menos molesto: un forro de espuma para detección de impactos en el casco.
Creada por un estudiante graduado de ingeniería mecánica, esta espuma inteligente se conoce como Xonano o exo-nano.
Se compone de una espuma a base de silicona, que contiene nanopartículas de una sustancia piezoeléctrica no revelada. Cuando la espuma se comprime, las partículas crean una carga eléctrica. Esa carga es detectada por un microprocesador empotrado en la parte superior del casco, que transmite los datos de forma inalámbrica a una tablet supervisada por un entrenador o alguien más.
De esta manera, un entrenador sabría en cuestión de segundos, la fuerza exacta con la que un jugador fue golpeado. Incluso si el jugador parece actuar normalmente, se tendrían los datos para mostrar que tal vez no esté bien.
