A pesar de la creciente evidencia de los efectos anticancerígenos de los polifenoles encontrados en el té, existen varias limitaciones para el consumo, debido a su escasa biodisponibilidad o sabor desagradable.
Por fortuna, un nuevo estudio realizado en la Universidad Guelph, en Canada, concluyó que al diluir la epigalocatequina galato (que es el principal polifenol extraíble y el más activo biológicamente en el té verde) en la leche descremada u otros productos de la leche, esta continúa siendo bioactiva y sigue reduciendo la proliferación de células del cáncer de colon en los cultivos de laboratorio.
Es importante señalar que con el fin de ejercer sus beneficios para la salud biológica in vivo, los polifenoles deben estar disponibles y aún activos, incluso cuando están presentes en una matriz alimentaria. Y los resultados revelaron que la unión de la epigalocatequina galato a la caseína (una proteína de la leche), no afectó la bioeficacia de este polifenol.
La mayoría de los polifenoles en el té son catequinas, y la epigalocatequina galato es la más abundante. Por otro lado, se ha demostrado que los polifenoles del té, inhiben la formación de tumores, reduciendo la proliferación de las células del cáncer, también aumentan la muerte normal de las células (apoptosis) y suprimen la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan los tumores (angiogénesis).
Por desgracia, las catequinas del té tienen escasa biodisponibilidad (esto se refiere a la velocidad con la que un fármaco o sustancia alcanza su objetivo terapéutico) y el objetivo del presente estudio fue encapsular la epigalocatequina galato en los agregados moleculares de la caseína, para mantener y mejorar la biodisponibilidad de la catequina.
Estos resultados apoyan un nuevo papel para la leche como una plataforma ideal en la entrega de compuestos bioactivos, y abre la puerta a una nueva generación de productos lácteos que ofrecen beneficios adicionales para la salud humana.
