Para que un huevo y algunos productos que contienen huevo lleguen a nuestra mesa es necesaria una serie de procesos regulados por órganos de salud, y llevados a cabo con equipo especial que regularmente no podríamos realizar dentro de nuestros hogares.
Pasteurización: En los Estados Unidos, los productos elaborados con huevo (los cuales requieren que el contenido sea separado de sus cascarones para el procesamiento en una fábrica) que posteriormente son distribuidos para el consumo, están obligados por ley a someterse a un proceso llamado pasteurización. Durante este proceso, los huevos son calentados rápidamente y se mantienen a una temperatura específica por una cierta cantidad de tiempo para matar cualquier rastro de Salmonella.
La pasteurización no cocina los huevos o altera su sabor o valor nutricional. Los huevos pueden ser pasteurizados mientras que todavía se encuentran el cascarón. De hecho, algunas tiendas de comestibles los venden, pero es muy difícil llevar esto a cabo sin el equipo específico sin terminar cocinando el huevo. Como resultado, la pasteurización de huevos con cascarón es mejor dejársela a las fábricas encargadas del procesamiento de alimentos.
Almacenamiento y cocción: Se deben evitar aquellos huevos que están agrietados o si se encuentran fuera de la fecha de consumo que se encuentra indicada en el contenedor. La mayoría de las instituciones de salud recomiendan que los huevos se almacenen en el refrigerador. Si los huevos se dejan a temperatura ambiente pueden ‘sudar’, por lo que es más fácil que las bacterias penetren en el huevo y se reproduzcan.
Lavar los huevos no se recomienda ya que esto no sólo puede hacer que el agua entre en el huevo a través de los poros de la cáscara, sino que también puede eliminar la capa protectora colocada en el exterior por el pájaro que lo puso.
Al cocinar los huevos, deben ser cocinados a fondo hasta que la yema esté firme. En el caso de los huevos revueltos, por ejemplo, la consistencia no debe quedar líquida.
Si un huevo flota en el agua, esto quiere decir que tiene suficiente aire dentro de él para mantenerlo a flote. Aunque esto indica que el huevo es viejo, no significa necesariamente que el huevo no se pueda ser utilizado. La mejor manera de comprobar si el huevo es seguro para ser consumido es la de reventar la cáscara; si el contenido tiene un olor desagradable o la coloración es inusual entonces podría no ser seguro.
También es posible saber si un huevo está crudo o cocido haciéndolo girar sobre una superficie plana. Si el interior no está cocido, entonces esto causará que el huevo se tambalee, mientras que si se encuentra bien cocido girará fácilmente.
“Es mejor no poner todos los huevos en una sola canasta”. Es importante recordar que lo más importante en una dieta es que esta incluya muchos tipos de alimento para la prevención de enfermedades y el logro de una buena salud.
