No cabe duda de que una mujer embarazada y lactante tratará de hacer todo lo posible para garantizar la salud de su bebé. Esto incluye una dieta saludable y bien balanceada que proporcione los nutrientes necesarios para el crecimiento y el desarrollo fetal. No obstante, en los últimos años, ha habido un gran debate sobre el consumo de pescado entre las mujeres embarazadas y lactantes.
Ahora bien, un estudio encontró que la mayoría de las mujeres embarazadas no consumen mucho pescado y por lo tanto, pueden tener una ingesta inadecuada de ciertos ácidos grasos omega 3. Fue un grupo de científicos el que dio a conocer estas conclusiones en la edición de noviembre del Diario Americano de Obstetricia y Ginecología.
Este es un tema complicado, un pescado con contenido alto en ácidos omega 3 tiene beneficios increíbles para la salud de un feto en desarrollo y un bebé que está creciendo. Sin embargo, algunos peces también pueden plantear un riesgo significativo. Una pregunta realizada frecuentemente a los médicos por mujeres embarazadas es: ¿Debo comer pescado, o no? Y si es así, ¿Qué pescado es seguro para comer y cuáles debo evitar?
A las mujeres embarazadas y que amamantan, se les recomienda consumir entre ocho y doce onzas de pescado a la semana, incluyendo al salmón, el calamar, sardinas y ostras, que ofrecen los más altos niveles de ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), con los niveles más bajos de mercurio.
El ácido Omega 3, los ácidos EPA y DHA, son componentes esenciales de las membranas en todas las células del cuerpo y son de vital importancia para el desarrollo normal del cerebro. Vale la pena señalar que el consumo de cantidades adecuadas de EPA y DHA durante la maternidad se asocian con un mejor coeficiente intelectual en infantes, una mejor coordinación motora, comunicación y habilidades sociales, así como otros beneficios.
Algunos peces que ofrecen altos niveles de ácidos grasos omega 3, también son peligrosamente altos en mercurio y deben evitarse o al menos limitar su consumo; especialmente durante el embarazo y durante la lactancia.