No se necesita ser un experto para saber que existe una diferencia entre la leche de vaca convencional que podemos encontrar en los centros comerciales y la producida orgánicamente. Sin embargo, un grupo de investigadores en Nueva Zelanda encontró que las diferencias entre la leche orgánica y la convencional pueden no ser tan sencillas.
Tras una revisión de casi doscientas publicaciones, los investigadores concluyeron que los estudios de control que se habían realizado previamente (investigando si existen diferencias entre la leche orgánica y la producida convencionalmente) fueron ambiguos en gran medida, debido a la complejidad del objetivo en cuestión y el número de factores y variables que pueden influir en la composición de la leche.
Debido a que hay muchos factores que afectan la composición de la leche, es difícil controlarlos todos al momento de comparar la leche orgánica y la leche convencional. Según los investigadores, el término ‘orgánico’, cuando es aplicado a la producción lechera no es universal, y en gran medida, se define simplemente por las regulaciones que difieren de un país a otro. ‘Convencional’ es básicamente todo lo que no es orgánico. Sin embargo, en la mayoría de las partes del mundo, la producción de leche convencional se asocia con altos niveles de alimentación de grano, la utilización de razas de vacas que producen grandes volúmenes de leche y la aplicación de grandes cantidades de fertilizantes, mientras que la producción de leche orgánica está ligada a los pastos y la alimentación con forrajes, menores cantidades de aplicación de fertilizantes, y el uso de razas mezcladas o minoritarias.
De manera que no hay una diferencia significativa en cuanto a contenido de nutrientes entre la leche entera y la leche orgánica. Dicho de otro modo, si los factores como la genética del animal, lo saludable que éste sea, la raza, el tipo de alimentación y el ambiente en el que se encuentran varía, entonces también lo hará la composición de la leche.
