El cobre es un oligoelemento esencial necesario para la supervivencia. La mayor parte del cobre en el cuerpo se encuentra en el hígado, el cerebro, el corazón, los riñones y el músculo esquelético. El cobre ayuda con la formación de colágeno, aumenta la absorción de hierro y juega un papel en la producción de energía.
Vale la pena mencionar que el cobre trabaja con el hierro y ayuda en la formación de glóbulos rojos. También mantiene saludables los vasos sanguíneos, el sistema inmune, los nervios y los huesos.
La cantidad diaria recomendada de cobre es de novecientos microgramos por día para adolescentes y adultos. La deficiencia de cobre es poco frecuente, y suele ser causada por defectos genéticos del metabolismo del cobre o sobredosis de suplementos de zinc o vitamina C.
La deficiencia de cobre puede causar un aumento en el riesgo de contraer infecciones, osteoporosis, alteración de la función neurológica y comprometer el crecimiento. Otros efectos secundarios que pueden desarrollarse son la despigmentación del cabello y de la piel.