Las plantas de stevia crecen y se cosechan en muchos países de todo el mundo, principalmente en China y Brasil; siendo China el principal exportador. Las plantas crecen de sesenta a ciento veinte centímetros de altura, con tallos delgados y ramificados, se encuentran en algunas regiones templadas y tropicales.
La planta de stevia es cultivada por métodos naturales y convencionales de fitomejoramiento, tales como la polinización cruzada y otros procesos no modificados genéticamente.
Debido a la poca tierra que requiere para crecer, la planta stevia tiene un papel importante en la biodiversidad, esto permite a los agricultores diversificar sus cultivos. Además, a diferencia de otros cultivos más convencionales, la stevia se cultiva en parcelas más pequeñas y ofrece un ingreso complementario a cultivos más comunes.
En un estudio del año 2013, se dio a conocer que la huella de carbono de la stevia es un setenta y nueve por ciento más baja que el jarabe de maíz de alta fructosa, un cincuenta y cinco por ciento más baja que el azúcar de remolacha, y un veintinueve por ciento más baja que el azúcar de caña, con base en las normas de producción de la industria.
Hay ciento cincuenta especies de stevia, todas nativas de América del Sur y del Norte. La dulzura de las hojas de stevia es causada por ocho glucósidos contenidos en ellas. Estos glucósidos son esteviósido, rebaudiósido A, C, D, E y F, esteviolbiósido, y dulcósido A. El esteviósido es el más abundante de estos componentes; las hojas de algunas especies contienen hasta un dieciocho por ciento de esteviósido, el cual fue identificado por químicos franceses en 1931.
