Los frijoles negros se encuentran disponibles todo el año y pueden encontrarse en diferentes presentaciones: desde crudos empacados en costales, procesados, preparados como sopa o crema de frijol y hasta envasados o enlatados. Dado que tienen una textura densa, casi carnosa, son una popular fuente de proteína en platos vegetarianos.
Durante la preparación de frijoles secos, es importante separar cualquier residuo que haya quedado en el paquete (como pequeñas rocas o ramas). Después es importante lavarlos y remojarlos en agua aproximadamente durante ocho o diez horas antes de cocinarlos, con el fin de lograr un sabor óptimo y textura.
Las legumbres contienen oligosacáridos conocidos como galactanos, que son azúcares complejos que el cuerpo no puede digerir, porque carece de la enzima alfa-galactosidasa necesaria para romperlos. Debido a esto, el consumo de legumbres como los frijoles negros puede causar malestar estomacal y gases en algunas personas.
Si se llega a experimentar cualquiera de estos malestares asociados con la ingesta de leguminosas, lo más recomendable es introducirlas lentamente en la dieta o tomar suplementos dietéticos que contengan alfa-galactosidasa.
