Aunque se ha demostrado que los ácidos grasos esenciales omega-3 marinos y la vitamina D ayudan a mejorar la función cognitiva y el comportamiento en el contexto de ciertos trastornos cerebrales, el mecanismo subyacente no ha sido del todo claro.
Sin embargo, un nuevo artículo publicado por científicos del Hospital de Investigación del Instituto Oakland para la Infancia, muestra cómo la serotonina es el posible eslabón perdido y explica por qué la vitamina D y los ácidos grasos omega-3 marinos podrían mejorar los síntomas asociados con una amplia gama de trastornos cerebrales.
La serotonina afecta a una amplia gama de funciones y comportamientos cognitivos, incluyendo el estado de ánimo, la toma de decisiones, el comportamiento social, el comportamiento impulsivo, e incluso juega un papel en la toma de decisiones sociales, manteniendo en verificación respuestas sociales agresivas o comportamiento impulsivo.
Muchos trastornos clínicos, como el trastorno del espectro autista, el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la depresión comparten como un unificador la baja serotonina en el cerebro. Por tanto la serotonina es un modulador importante de la función ejecutiva, el control de impulsos, la entrada sensorial y el comportamiento pro-social.
El ácido eicosapentaenoico aumenta la liberación de serotonina en las neuronas presinápticas mediante la reducción de las moléculas de señalización inflamatoria en el cerebro, conocidas como prostaglandinas de la serie E2, que inhiben la liberación de serotonina y sugieren cómo la inflamación puede afectar negativamente a la serotonina en el cerebro. Este ácido, sin embargo, no es el único omega-3 que juega un papel en importante en la vía de la serotonina. El ácido docosahexaenoico (DHA) también influye en la acción de diversos receptores de serotonina, haciéndolos más accesibles a la serotonina aumentando la fluidez de la membrana celular en las neuronas postsinápticas.
Este estudio podría ser la base para la creación de nuevos tratamientos para combatir la deficiencia de serotonina en el cerebro, relacionada con múltiples trastornos cerebrales.
