A pesar de su pequeño tamaño, las semillas de chía están llenas de nutrientes importantes. Son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3, que ayudan a elevar el colesterol HDL, que es el colesterol bueno que ayuda a proteger contra los ataques cardíacos y derrames cerebrales.
Las semillas de chía también son ricas en antioxidantes y están llenas de fibra, magnesio, zinc, hierro y calcio.
Una onza de semillas de chía (aproximadamente unos veintiocho gramos) contiene ciento treinta y ocho calorías, ocho gramos de grasa, doce gramos de carbohidratos, diez gramos de fibra y cinco gramos gramos de proteína.
Comer diariamente esta cantidad de chía, proporciona el dieciocho por ciento de las necesidades diarias de calcio, el veintisiete por ciento del fósforo necesario, el treinta por ciento de la cantidad necesaria de manganeso y en proporciones más pequeñas potasio, zinc y cobre.
Cuando se compara con la linaza, las semillas de chía aportan más ácidos grasos omega-3, calcio, fósforo y fibra, todos los nutrientes esenciales de los cuales la mayoría de la gente no recibe lo suficiente.
