Las semillas de chía son relativamente fáciles de encontrar en cualquier supermercado y son ligeramente más pequeñas que un grano de fresa. Estas son de color negro y tienen un sabor a nuez muy leve.
Se pueden comer crudas o cocidas. Espolvorear semillas de chía en cereales, yoghurt, avena o incluso en el agua de fruta natural puede agregar un toque distinto de sabor. También se pueden añadir a panes horneados y panqués.
Las semillas de chía pueden absorber hasta veintisiete veces su peso en agua. Esto planteó un problema para un hombre con antecedentes de problemas de deglución que, los médicos aseguran, causó una obstrucción esofágica después de ingerir una cucharada de semillas de chía secas, que después trató de deglutir con un vaso de agua.
Las semillas formaron un gel espeso en su esófago que no fue capaz de tragar sin tratamiento médico. Aunque este caso fue raro, es bueno asegurarse de mezclar semillas de chía en otro alimento o líquido antes de su consumo, especialmente si se sufren problemas de deglución. También es importante no dar semillas de chía a los niños pequeños.
