Muchos estudios han sugerido que el aumento en el consumo de alimentos de origen vegetal como la cebada, disminuye el riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades del corazón y de mortalidad en general, al tiempo que promueve un cutis y cabello saludable; aumentando la energía.
Presión sanguínea: El mantener una baja ingesta de sodio es esencial para reducir la presión arterial, sin embargo, el aumentar la ingesta de potasio puede ser igual de importante para contrarrestar el sodio. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, menos del dos por ciento de los adultos en Estados Unidos cumple con la recomendación diaria de cuatro mil setecientos miligramos.
Salud ósea: El hierro, fósforo, calcio, magnesio, manganeso y zinc en la cebada, todo ello contribuye a la construcción, el mantenimiento de la fuerza y la estructura ósea.
Salud del corazón: La fibra, potasio, ácido fólico y vitamina B6 contenidos en la cebada, sumado a su falta de colesterol, apoya la salud del corazón. La cebada es una excelente fuente de fibra, que ayuda a reducir la cantidad total de colesterol en la sangre, disminuyendo así el riesgo de padecer enfermedades del corazón.
Cáncer: El selenio es un mineral que no está presente en la mayoría de los alimentos, pero se puede encontrar en la cebada. Desempeña un papel importante en la función enzimática del hígado y ayuda a desintoxicar algunos compuestos que causan cáncer en el cuerpo. Además, el selenio previene la inflamación, disminuye el crecimiento tumoral y mejora la respuesta inmune al estimular la producción de células T.
Inflamación: La colina es un nutriente muy importante y versátil en la cebada, esta ayuda con el sueño, el movimiento muscular, el aprendizaje y la memoria.
Digestión y regularidad: Debido a su contenido en fibra, la cebada ayuda a prevenir el estreñimiento y promueve la regularidad de un sistema digestivo saludable.
Control de peso y saciedad: La ingesta adecuada de fibra es comúnmente reconocida como un factor importante en la pérdida de peso al funcionar como un “agente de carga” en el sistema digestivo. La fibra en la dieta ayuda a aumentar la saciedad y reducir el apetito, haciendo que uno se sienta lleno durante más tiempo.
