Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Vanderbilt, sugiere que comer una dieta saludable está vinculado con un menor riesgo de morir por enfermedades del corazón, derrames cerebrales, cáncer u otras enfermedades entre la población de personas de bajos ingresos que viven en el sudeste de Estados Unidos; donde casi dos tercios de los participantes son afroamericanos.
Los investigadores analizaron datos del Estudio de Cohorte de la Comunidad del Sur (CCSC), que incluyó a más de ochenta y cuatro mil setecientos adultos, de edades de entre cuarenta y setenta y nueve años, reclutados de 2002- 2009, principalmente a través de los centros comunitarios de salud que atienden a poblaciones de bajos ingresos en doce estados del sureste de Estados Unidos. Más de la mitad de los participantes tenían un ingreso anual de menos de quince mil dólares y el sesenta y cinco por ciento eran afroamericanos.
En el momento de la contratación, los participantes respondieron a un detallado cuestionario de frecuencia alimentaria que tomó nota de los tipos y cantidades de alimentos en su dieta habitual. Para este estudio de seguimiento los investigadores utilizaron guías alimentarias del gobierno federal para los Estadounidenses (DGA en inglés), y del Índice de Alimentación Saludable (HEI en inglés) para evaluar la salubridad de las dietas de los participantes. La DGA hace hincapié en una dieta rica en verduras, frutas, granos enteros, mariscos, legumbres y frutos secos; moderada en los productos sin grasa, lácteos o alcohol y baja en carnes rojas y procesadas, alimentos azucarados y bebidas y cereales refinados.
Después del periodo de seguimiento analizando la tasa de mortalidad, no sin antes tomar en cuenta factores como la edad, el peso, el ejercicio, el tabaquismo y antecedentes de algunas enfermedades crónicas, los investigadores encontraron que los participantes que consumieron una dieta más saludable, tenían un riesgo veinte por ciento menor de muerte por enfermedades, en comparación con aquellas personas que tuvieron una dieta menos saludable.
Estos resultados presentan evidencia directa de que la modificación de la dieta puede influir en la prevención de enfermedades en la población marginada.
