El metilmercurio, una forma tóxica del mercurio que se absorbe fácilmente en el tracto gastrointestinal y puede causar una variedad de problemas de salud. Por lo que esta toxina representa una amenaza significativa a los animales marinos en la cima de la cadena alimenticia.
Un nuevo estudio confirma que las especies árticas de estos animales tienen mayores concentraciones de metilmercurio en sus tejidos, en comparación con animales inferiores en la cadena alimenticia; sin embargo, también muestran tendencias similares en selenio, lo que podría ayudar a jugar un papel protector contra los efectos tóxicos del mercurio.
Las concentraciones de metilmercurio aumentan a través de la cadena alimenticia a mayores tasas que las observadas en varios estudios anteriores, sobre todo en latitudes más bajas, según los autores del estudio de Toxicología y Química Ambiental.
Esto corrobora sugerencias anteriores de que la biomagnificación puede ser mayor en los sistemas del Ártico y se suma a nuestro conocimiento de la dinámica del metilmercurio en el Ártico.
