Un grupo de Investigadores de la Universidad de California, diseñó un ‘interruptor’ molecular que permite un estricto control sobre las acciones de las células inmunes, conocidas como células T.
Las células T forman parte del sistema inmunológico y los científicos se esfuerzan cada vez más por encontrar formas de maximizar su potencial contra el cáncer y reducir al mínimo los efectos secundarios.
En las últimas dos décadas, la terapia celular -una rama de la inmunoterapia del cáncer- se ha centrado en los sensores de refinamiento en la superficie celular, mejor conocidos como receptores de antígenos quiméricos (CARs por sus siglas en inglés).
Cuando los CARs se introducen en las células T, las impulsan a alojarse en proteínas específicas que se encuentran principalmente en los tumores, donde se lanzan una serie de respuestas inmunes que atacan a las células cancerígenas. Estas células se llaman receptores de antígenos quiméricos o células CAR T.
Las células CAR T se han utilizado con éxito para tratar varias formas de leucemia resistente a la quimioterapia
Para hacer células CAR T, primero deben retirarse las células T del cuerpo del paciente. Después se modifican genéticamente para llevar las CAR que atacarán el tumor. Al final, las células CAR T recién creadas, son puestas de nuevo en el torrente sanguíneo.
Una vez dentro del cuerpo, las células CAR T, al igual que todas las células T, liberan moléculas llamadas citoquinas. Estas son moléculas de señalización y algunas de ellas llamarán a otras células T para que ayuden a combatir el tumor.
Sin embargo, los efectos secundarios pueden ser graves. Algunos pacientes han pasado tiempo en cuidados intensivos después del tratamiento y algunos no han sobrevivido. Uno de los peligros ocurre cuando las células CAR T entran al cuerpo a través del torrente sanguíneo, porque pasan directamente a través del corazón y los pulmones, dañándolos antes de alcanzar el objetivo previsto.
Ahora bien, los científicos están tratando de crear un nuevo tipo de célula CAR T, que pueda ‘apagarse’. Dando a los investigadores un mayor control sobre las células T en el interior del cuerpo. Esto permitiría a las células CAR T, navegar e interactuar con las células cancerosas, pero atacarlas sólo hasta que se les indique.
