Un nuevo estudio realizado en la Facultad de Medicina Weill Corner, en Nueva York, asegura que el poder de la vitamina C podría ser aprovechado algún día para combatir el cáncer colorrectal.
El cáncer colorrectal, es el tercer tipo de cáncer más común en los Estados Unidos, con cerca de noventa y tres mil casos nuevos cada año.
Ahora bien, alrededor del cincuenta por ciento de los casos ocurre por mutaciones en los genes KRAS y BRAF. Estas formas de la enfermedad son más agresivas y no responden bien a las terapias actuales o quimioterapia.
En general, se cree que la vitamina C ayuda a mejorar la salud, debido a su efecto antioxidante, que previene o retrasa algunos tipos de daño celular. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo en los tipos de cáncer provocados por los genes KRAS y BRAF. En estas células cancerosas, las altas dosis de vitamina C causaron oxidación, no obstante, esto podría ser un efecto benéfico para los pacientes.
Durante un estudio realizado en células de ratones, el equipo encontró que una dosis de vitamina C -equivalente a trescientas naranjas- comenzó a deteriorar el crecimiento de los tumores colorrectales, producto de la mutación en los genes KRAS y BRAF. Esto sucede porque en un ambiente rico en oxígeno (como el interior de las arterias humanas), una fracción de vitamina C, también llamada ácido ascórbico, se oxida y se transforma en un nuevo compuesto llamado ácido dehidroascórbico.
El estudio reveló que el ácido dehidroascórbico actúa como un caballo de Troya. Una vez dentro, los antioxidantes naturales de las células cancerosas tratan de convertir el ácido dehidroascórbico en ácido ascórbico; pero en el proceso, estos antioxidantes se agotan y la célula muere por el estrés oxidativo.
Aunque es necesario investigar más acerca del impacto de altas dosis de vitamina C en el cuerpo humano. Los científicos esperan que pueda explorarse el uso terapéutico de la vitamina C para tratar algunos tipos de cáncer en el futuro.
