Un artículo publicado por investigadores de la Clínica Mayo, afirma que una disminución en el sentido del olfato parece estar relacionada con la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Vale la pena mencionar que algunas investigaciones previas han relacionado la pérdida del olfato o anosmia, con el deterioro cognitivo, el deterioro cognitivo leve, la misma enfermedad de Alzheimer y también puede ser un marcador de cuerpos de Lewy y demencia vascular.
Los estudios de autopsia han vinculado una pérdida en la capacidad de identificar olores con la presencia de placas y ovillos en el bulbo olfatorio, la corteza entorrinal y en el cornu ammonis de las regiones del hipocampo.
Los marcadores de detección temprana pueden ayudar a prevenir o retrasar estas enfermedades y el deterioro del olfato puede ser un importante marcador clínico y predictor de estas condiciones.
Durante el estudio, se evaluó el sentido del olfato de mil cuatrocientas treinta personas cognitivamente normales, con una edad media de setenta y nueve años; de los que aproximadamente la mitad eran hombres y la otra mujeres. Los voluntarios fueron evaluados clínicamente al inicio del estudio y cada quince meses hasta el año 2014.
Durante un promedio de tres años y medio de seguimiento se identificaron doscientos cincuenta casos nuevos de problemas de memoria. También se observó una asociación entre la disminución de la capacidad para identificar olores y un mayor riesgo de problemas de memoria; caracterizados por problemas en la planificación y organización y problemas o falta de juicio.
Una posible explicación para estos resultados son los cambios neurodegenerativos en las regiones del bulbo olfativo y el cerebro, que involucran a la memoria y el sentido del olfato. Por eso los autores concluyeron que las pruebas de identificación de olores, pueden tener un uso para la detección precoz de personas con riesgo de padecer enfermedades cognitivas.
