La palabra “leishmaniasis” no es muy conocida en Occidente y en el mundo industrializado, tampoco es una condición común que aparece todos los días. Sin embargo, en otros lugares, su sombra permanece todo el tiempo a la vista.
En muchas partes del mundo, la leishmaniasis es aterradoramente común, en especial para las poblaciones de los países más pobres y cálidos. Esta enfermedad es un fantasma que los persigue durante la vida cotidiana. Tiene la capacidad de matar, mutilar y causar aislamiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que doce millones de personas, a través de noventa y ocho países, están infectadas con leishmaniasis. Y cada año cobra la vida de entre veinte y treinta mil personas, dejando a varios millones marcados de forma permanente.
Es importante mencionar que el noventa por ciento de los casos de leishmaniasis, se encuentran en sólo cinco países: India, Bangladesh, Nepal, Sudán y Brasil.
En resumen, la leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que puede ser fatal si no se recibe el suficiente cuidado de la salud. Es transmitida por un parásito protozoario transportado por los mosquitos. Al menos noventa especies de mosquito, trabajan de manera conjunta con veinte especies de parásitos para difundir esta enfermedad potencialmente mortal.
El ciclo de la infección comienza cuando los insectos se alimentan de la sangre de un mamífero infectado. A continuación, el mosquito devuelve el parásito a la calidez de un nuevo huésped con su próxima alimentación. Una vez dentro del cuerpo, el parásito se establece dentro de las células inmunitarias del huésped, específicamente los macrófagos.
Los macrófagos están diseñados para eliminar a los intrusos y romperlos en sus partes constituyentes, pero el parásito leishmaniasis está bien diseñado para evitar su embestida. Los protozoarios utilizan bombas de protones para protegerse del entorno ácido dentro de los macrófagos y las fosfatasas ácidas que desarman las enzimas del huésped; de esta manera, el parásito es capaz de sobrevivir en el más hostil de entornos.
Esta enfermedad es tan vieja, que algunos creen que la llamada plaga de furúnculos en la Biblia podría referirse a la leishmaniasis.
Las personas con mayor riesgo de contraer la enfermedad, son las que viven en las zonas frecuentadas por las especies de mosquito que portan el parásito. Estas especies están bien adaptadas a una serie de ambientes muy diferentes, y pueden prosperar en bosques, desiertos o en cualquier lugar cálido. Esto hace que la enfermedad sea muy difícil de controlar.
En general, las naciones más pobres del mundo están en mayor riesgo. Esto se debe en parte a que la enfermedad se aprovecha de la desnutrición y un sistema inmunológico debilitado por enfermedades, sin mencionar las condiciones de pobreza.
