La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que generalmente afecta a las poblaciones que viven en la pobreza. Junto con la enfermedad de Chagas, el dengue y la enfermedad del sueño, la leishmaniasis se clasifica como una “enfermedad olvidada”, porque recibe poco financiamiento para su investigación y erradicación.
Debido a la gran variedad de parásitos de la leishmaniasis, la enfermedad en sí tiene una gama de posibles características. En general, hay tres tipos principales de leishmaniasis, definidas como sigue:
Leishmaniasis cutánea: Es la forma más común de la enfermedad y es el origen de su apodo “enfermedad carnívora”. Las úlceras aparecen en el sitio de la picadura de mosquito, no se curan con facilidad y dejan cicatrices permanentes en la piel. Una versión produce lesiones en el cuerpo entero y se asemeja a la lepra. Dos tercios de los nuevos casos se producen en Afganistán, Argelia, Brasil, Colombia, Irán y Siria.
Leishmaniasis visceral: También conocida como kala-azar (fiebre negra), incluye síntomas como la fiebre, pérdida de peso, anemia, agrandamiento de órganos; particularmente el bazo y el hígado. Esta variante es fatal si no se trata y la mayoría de los casos se encuentra en Bangladesh, Brasil, Etiopía, India, Sudán del Sur y Sudán.
Leishmaniasis mucocutánea: Es el más rato de los tres tipos. Si no se controla, puede destruir completamente las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta. Sin tratamiento, es generalmente fatal. Se estima que el noventa por ciento de los casos se producen en Bolivia, Brasil y Perú.
